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Calle Rioja

Arte con los pies, barbarie a patadas

  • Carisma. Antonio Castañer, empresario agredido por los separatistas en Barcelona, es el apellido de una firma internacional de alpargatas presente en Sierpes esquina con Rioja

Tienda de calzados Castañer, en Sierpes esquina con Rioja.

Tienda de calzados Castañer, en Sierpes esquina con Rioja. / Antonio Pizarro

EN la calle Rioja que da nombre a estos papeles hay un doble tributo a pioneros del 27. En esta calle, en la sede de la Sociedad Española de Amigos del País, se hizo la hsitórica foto que consagró a la generación del 27. Aquella reunión que organizó el Ateneo de Sevilla, que presidía Manuel Blasco Garzón, para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora.

Al otro lado de la calle, en la esquina con Sierpes, frente a la más que centenaria sombrerería Maquedano, alcurnia de 1896, abrió hace casi tres años Castañer, un decano del calzado. De la cabeza a los pies en el sentido más literal de la expresión. Una firma que empezó su andadura en 1776 en la localidad gerundense de Bañolas y que en 1927 abre su primer taller de la mano de los empresarios Luis Catañer y su primo Tomás Serra.

El siglo de la generación del 27 coincidirá con el de esta firma especializada en alpargatas de autor. Un hermanamiento entre los versos de Alberti, Lorca, Guillén, Gerardo Diego o Dámaso Alonso –faltaron en la foto los sevillanos Cernuda, Aleixandre y Villalón– y una firma de calzados que también le hace su guiño a las artes. La colección de 2019, sin ir más lejos, es un tributo al Surrealismo. Creaciones de calzado inspiradas en obras de Dalí, Duchamp y Magritte para una firma cuyos productos han llevado actrices como Lauren Bacall, Audrey Hepburn –a ambas se las ve fotografiadas en la tienda de Rioja con Sierpes–, Catherine Deneuve, Grace Kelly, el actor Cary Grant o el propio Dalí.

Una situación surrealista en el sentido más chusco de la palabra vivió el lunes, el día del debate, Antonio Castañer, uno de los empresarios de la firma que lleva su apellido. De la estirpe de hacer arte con las alpargatas, un grupo de energúmenos, algunos con los rostros cubiertos, le propinaron patadas y puñetazos cuando se dirigía con su esposa al Palacio de Congresos de Barcelona para asistir a la gala de los Premios Princesa de Girona.

No entendía por qué le increpaban y zarandeaban, en compañía de su mujer. Castañer tiene ocho apellidos catalanes, como le contó a Carlos Herrera en la entrevista que le hizo en la Cope, emisora que tiene sus estudios en la misma calle Rioja. De pronto se dio cuenta de que se había metido “en la boca del lobo”, se asustó ante esos “ojos de rabia que les da igual llamarte fascista, españolista y constitucionalista”. A un empresario catalán que ha llevado los productos de su tierra a tiendas de media España y con presencia en Francia, Grecia, Italia, Chipre, Costa Rica, Chile, Ecuador, República Dominicana y Aruba. La tienda sevillana fue hasta hace tres años la Joyería Muñoz, un clásico del sector.

A partir de los años setenta, Castañer colaboró con los modelos de Yves Saint-Laurent. En la tienda sevillana hay una dedicatoria de Manolo Blahnik, el canario que internacionalizó su diseño de calzado. En una calle que en Semana Santa se llena de penitentes descalzos con expiaciones anónimas, ondea la bandera innovadora de una familia de empresarios acostumbrados a todo tipo de vicisitudes. Durante la guerra civil, fue nacionalizada la fábrica para calzar a los soldados que combatían en el bando republicano.Sensibles al Mediterráneo que describió Henri Pirenne y cantó Serrat, tienen siete tiendas en Grecia, el país donde cuentan con más presencia. En una calle tan poética –el Rioja que le da nombre lo fue–, Castañer ha vivido un episodio bien prosaico. Lo cual demuestra que con los pies se pueden hacer obras de arte y verdaderas bellaquerías.

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