Entrevista

Imanol Arias: "No me puedo marchar de 'Cuéntame', sería ilegal"

  • El actor, de vocación andaluza, cumple media vida de carrera televisiva en la serie de la familia Alcántara, en los jueves de La 1

Imanol Arias en el plató de 'Cuéntame cómo pasó'

Imanol Arias en el plató de 'Cuéntame cómo pasó' / RTVE

Hay charlas interrumpidas continumanete por las risas como es este caso. El Imanol Arias más gaditano (nacido en León, criado en el País Vasco y con vocación andaluza) se entrega a contar su nueva andadura como Antonio Alcántara, su trabajo en Velvet, en Movistar +, en el teatro y cómo ha solventado sus deudas con el fisco. Cuéntame cómo pasó, serie de Ganga para La 1, acaba de cumplir 17 años en antena. Han llovido muchos jueves.

–¿Cómo es eso de sentirse de Cádiz?–Por querencia. Hace unos años me dieron un premio de promoción turística en Cádiz. Y me presentaron algo así como “un pisha que no tiene hotel, que no tiene agencia de viajes... pero que ha hecho tanto por Cádiz como el atún”. A partir de ese momento tomé nota y, así es: me siento de Cádiz.

–¿Fue al pisar la playa?–Yo llegué a Cádiz hace sólo unos veintitantos años, así que durante más de cuarenta estuve por muchos otros sitios. Lo que me pasó en vuestra provincia, con su gente, cómo me relaciono con el entorno, no lo vivo en ninguna otra parte. Mira que mi mujer tiene una casa en Marbella y voy mucho por allí, como en Sevilla... pero no es lo mismo, de verdad.

–¿Cuestión de sentirse en casa?–También me pasé dos años haciendo una película en Cuba y también allí me encontré como en mi casa. Sólo en Cuba te puedes llevar dos años para hacer una película...

Imanol en el barrio ficticio de San Genaro Imanol en el barrio ficticio de San Genaro

Imanol en el barrio ficticio de San Genaro / RTVE

–Pasaron 17 años entre su primera serie, Anillos de oro, y Cuéntame y acaba de cumplir 17 años en Cuéntame... Media vida televisiva con los Alcántara.–Con Anillos de oro yo no quería hacer televisión. Estaba receloso. No me quería prodigar en televisión. Y fíjate: si no quieres caldo, dos tazas. Es raro encontrar un vínculo con un producto como Cuéntame. Te llena toda una vida. Y todo el mundo me dice hasta cuándo vas a estar.

–Pues entonces no le vamos a preguntar hasta cuándo va a estar en Cuéntame.–Es que no me puedo marchar. Figúrate que me da un volao y digo, me voy. No me puedo marchar de Cuéntame. No podría, sería ilegal...

–¿Sería tildado de traición?–Sí, sí, sería una traición. Sencillamente no puedo irme de la serie.

–Sin embargo su hijo Carlos, Ricardo Gómez, ha decidido no continuar.–Lo entiendo, lo admiro. Ricardo es muy valiente. Y además lo ha hecho muy bien: lo ha anunciado, lo ha explicado, lo ha vivido con nosotros. Se ha dejado el alma en los diez capítulos restantes. Sólo puedo tener respeto y admiración, además del cariño de todos estos años, desde que era muy niño. Entre todos hemos creado este monstruo, en el mejor sentido de la palabra.

–Se habla de niños prodigio, y no es el caso de Ricardo, pese a que entró en el plató con siete años.–Ha tenido la cabeza muy bien puesta. Ricardo mira mucho por los demás. Nos siente como familia.

–¿Cuesta actuar con la relación agria que tienen padre e hijo?–Hemos desarrollado bien los perosnajes. Charlamos mucho sobre la relación entre ambos. Ha sido agria en la ficción y una relación maravillosa en la vida real.

–Pero menudos sopapos se han propinado entre ustedes...–Ja, ja, ja, todo es producto de un trabajo para hacer muy creíble esa relación tan conflictiva entre Antonio y Carlos.

–Las últimas temporadas se han basado en el menosprecio del padre hacia el hijo ¿cómo lo analiza?–Antonio le puso el escapulario de heredero a Carlos desde muy pequeño, cuando no era heredero de nada. A Antonio se le veía el plumero de su predilección. Y como un padre te quiera tanto, date por jodido, que es lo que le pasa a Carlos.

–¿Cómo describe la evolución que ha vivido Antonio Alcántara de 1968 a 1987?–Antonio Alcántara se ha desarrollado como tantos padres de su tiempo. Durante muchos años nada cambiaba y todo empezó a cambiar rápidamente. Antonio se ha transformando, como se transformó mi padre. Pasó de tener mucho miedo a no tenerlo. Porque la democracia no es un estado latente, es una forma de vivir. Antonio siente en estas últimas temporadas el síndrome de nido vacío. Está cansado. En esta temporadaa hay un capítulo que va acompañando a sus hijos y va expresando qué ha supuesto cada uno de ellos para él.

–Vuelven a ser Antonio y Mercedes origen y final. Quedó atrás la infidelidad.–Yo pensaba en aquellos momentos que la infidelidad venía porque la serie necesitaba un revulsivo. Cuéntame ha pasado por varias etapas. Lo de la infidelidad no me gustaba nada, se hizo con dolor. Además tengo anécdotas de personas que me paraban por la calle y me decían: “no me lo esperaba de usted”. Fue producto de la necesidad, de razones dramáticas. Cuéntame más que una historia nostálgica de algo obsoleto empieza a parecerse cada vez más a una actualidad que es cíclica. YAntonio no sólo quiere mucho a Mercedes, sino que se lo recuerda en muchos momentos.

–La razón de vivir de su personaje es puramente Merche. Quererla. Se sobrepone así de todo.–Ella también se ha sobrepuesto a muchas cosas por la misma razón, como el cáncer. Merche, que es ejemplo de tantas mujeres, se ha enfrentado a todo los tabúes. Por eso Antonio reconoce que dónde va a encontrar a alguien como ella...

–Una chica del pueblo que se tituló en la universidad, de nuevo como ejemplo de tantas mujeres.–María Galiana dice que a veces no se ha contado bien cómo pudo Mercedes sacarse un título desde la cocina.

–María Galiana sería una traslación de Merche, una mujer que se ha redimido a sí misma .–No lo había pensado nunca, pero tienes razón. Es una visión interesante.

–¿Antonio tiene a la única suegra que rejuvenece en cada década?–María Galiana es una figura clave en el equipo. Ella se ha ido transformando en la ficción y en la realidad. María me maravillaba cómo al principio grababa la serie y se iba los fines de semana a sus representaciones. Ahora soy yo el que trabaja así. Lo aprendí de ella, aunque reconozco que es de locos.

"Mis circunstancias fiscales me han empujado a despertarme. Es como si me hubieran dicho "despierta de tu sueño, que debes mucho"

–Con determinada edad el objetivo es aprovechar el tiempo.–Yo tenía el gen dentro pero mis circunstancias fiscales me han empujado a despertarme. Es como si me hubieran dicho, “despierta de tu sueño que debes mucho”. Nunca me gustó hablar de dinero. Pero en la vida cuando algo se escapa del control hay que solucionarlo. Y yo hasta que no lo he solucionado no he parado de trabajar para pagar.

–Entre esos trabajos está su papel de malo, Godó, en Velvet Colección. –Me gusta Velvet por lo que tiene de cuento y cómo se realiza. Los productores comenzaron en Cuéntame. Recuerdo a Ramón Campos con mucho cariño. Lo pusieron a trabajar en la mesa donde yo comía. Llegué una mañana con mi bocadillo de tortilla y me puse a hablar con él. Me pareció tan experto en televisión, tan sabio, tan valioso, que nunca quise más molestarle en los rodajes, que nadie le tocara sus papeles. Estaba preparando Desaparecida. Cuando me llaman para Velvet Ramón y Teresa Fernández Valdés querían trabajar conmigo desde hace años. Me ofrecieron un hueco, el tiempo necesario. De pedirles algo diferente fue surgiendo Godó, creándolo en función de mi disponibilidad. En la tercera temporada dedicaré más tiempo. Con los productores hay que ser generosos por el dinero que invierten.

imanol Arias como Godó en 'Velvet Colección' para Movistar + imanol Arias como Godó en 'Velvet Colección' para Movistar +

imanol Arias como Godó en 'Velvet Colección' para Movistar + / Movistar

–¿Para Godó se fijó también en aquellos señores serios de la generación de su padre?–Recordaba a los industriales de Bilbao, con su maletín. El oro de América llegaba a Sevilla pero lo contaban en Bilbao. Son generaciones de señores de negocios muy serios. Los recuerdo así, con sus trajes. Mi primera escena en Velvet es haciendo un nudo doble de corbata como el de ellos. Mi padre era mecánico, después navegante y volvió a tierra como distribuidor de lubricantes. Ahí apareció en casa el vestidorcito con la chaqueta y la camisa. Hay que tener pocas corbatas, para no liarse. Así es Antonio Alcántara. De todos los actores de Cuéntame el que tiene una familia más parecida a la de la historia es la mía.

–¿Ya tiene la agenda de 2019?–Cierro La vida a palos, sobre el flamenco, en el teatro, y en marzo vuelvo a grabar Velvet alternando con Cuéntame. En verano volveré a América. Uruguay, Argentina, Chile, Perú. Estoy recién llegado.

–¿Cuéntame tiene al menos dos años por delante?–Por lo menos le quedan dos años. Es una serie muy de TVE.

–Y aunque sea con 30 años de retraso, enhorabuena por la miniserie de El Lute. Fue pionera.–Todo lo que hice con Vicente Aranda fue maravilloso. Le decía a sus hijas hace poco que mira que tenía actores para elegir en Madrid y me tuvo que tocar a mí, ja, ja, ja.

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