El Fiscal

¡Qué alegría, José Luis!

José Luis Garrido Bustamante.

José Luis Garrido Bustamante. / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Qué pedazo de medalla de Sevilla recibirá el pregonero de la Semana Santa de 1990. ¿Recuerdan? "¡Qué bien se llevan los pasos andando sobre los pies!" Qué emoción mesurada, qué precisión emotiva, qué conocimiento del mundo de los capataces y costaleros, qué dicción sin alaridos, sin aspavientos, sin los brazos agitados como un controlador aéreo. Los jóvenes cofrades deberían conocer ese pregón en estos tiempos de excesos, desproporciones e histrionismos. Qué estilo el de José Luis Garrido Bustamante (Sevilla, 1933) aquel inolvidable Domingo de Pasión en el Teatro Lope de Vega. Es obvio que el alcalde José Luis Sanz no premia solamente el pregón, sino toda una trayectoria profesional jalonada de méritos. José Luis ya tenía la mejor medalla: el respeto de la profesión, el cariño de los compañeros y hasta el reconocimiento de la Asociación de la Prensa. A partir del 30 de mayo tendrá la medalla más importante: la de la ciudad que ama profundamente y en la que ha sido narrador de grandes acontecimientos. 

Cuenta con una calle en su querida Salteras, donde lleva años felizmente afincado y donde ha sido honrado con la condición de Hijo Predilecto y con la de Hijo Adoptivo. Locutor de Radio Nacional de España, fundador del centro territorial de TVE en Andalucía, aficionado taurino de prestigio y cofrade del Calvario, el veterano José Luis sigue activo con su ordenador y su teléfono móvil.  Ejerce el oficio desde su despacho en contacto con muchos compañeros de profesión y pendiente de la actualidad. Su larguísima trayectoria profesional incluye su condición de testigo de la Transición española y de acontecimientos como el 23-F.  

Garrido Bustamante es el único comentarista vivo de cuantos narraron la constitución del primer Parlamento de Andalucía y de la primera visita de un Papa al Rocío, que ocurrió en 1993 con motivo del Congreso Eucarístico celebrado en Sevilla que clausuró Juan Pablo II. Suya es la voz que está en el imaginario colectivo de muchos sevillanos, no solo por el pregón, sino por aquella espléndida retransmisión del Santo Entierro Grande de 1992 que se ofreció para toda España. Y que toda España entendió. Porque siempre ha sabido contar las cosas en clave sevillana y en clave más allá de Sevilla. Sirva la medalla de la ciudad para premiar un valor escaso: la autenticidad.