Dançando con a diferença | Crítica de danza

Un mundo sin jerarquías

Una imagen de 'Blasons' en su presentación en el Teatro Central

Una imagen de 'Blasons' en su presentación en el Teatro Central / José Ángel García

Al igual que la compañía sevillana Danza Mobile, la portuguesa Dançando con a diferença lleva años abriendo el mundo del arte a las personas con discapacidad y potenciando la riqueza que se genera al unir en escena a personas con y sin discapacidad.

Los portugueses llegaron anoche con dos piezas de dos grandes coreógrafos: el francés François Chaignaud y la portuguesa Tânia Carvalho.

Chaignaud describe su pieza corta, Blasons, como “una especie de ritual de observación para iniciar el resto de la noche”. Y eso es exactamente, una ceremonia en la que sus ocho protagonistas, mirando cara a cara al espectador, se muestran a sí mismos y su capacidad, a través de sus cualidades expresivas, para apoderarse del tiempo y de un espacio reservado para el arte.

Carvalho, por su parte, en una pieza mucho más larga y ambiciosa titulada Doesdicon (composición para movimientos de cuadros fijos, no rígidos), crea un mundo fantástico y muy cinematográfico en el que caben diferentes personajes, como las siamesas que a mitad de la pieza son separadas violentamente.

Cineasta y compositora, además de coreógrafa, Carvalho trabaja los diferentes ritmos y los grupos que estos generan. Con un maquillaje y un vestuario de cuento, los bailarines mezclan la danza y la pantomima con actitudes deportivas y movimientos de autómatas, ofreciendo imágenes que nos remiten al expresionismo y a las películas fantásticas de principios del siglo XX.

La oscuridad y la música, a veces estridente en exceso, hacen de Doesdicon una pieza dura y algo tenebrosa, aunque todo el espectáculo cumple sobradamente el objetivo de presentar un trabajo conjunto entre todos sus intérpretes, sin guías ni jerarquías, porque está claro que todos son (somos) diferentes.

Entre los doce actores bailarines de la compañía, fue un placer volver a ver a Mariana Tembe, la actriz sin piernas que fascinó a todos hace dos años en este mismo teatro, en un espectáculo de Marlene Monteiro Freitas. 

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