Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

La inconcebible temporada de Sevilla y Betis

Cómo será lo de la Liga y la Copa, que el frente europeo que vuelve es ya una cuestión menor...

Quizás el aficionado al fútbol de Sevilla no termina de ser consciente de la excepcionalidad del momento. Se entrecruzan las ilusiones más nobles con los temores más corrosivos. El bético, después de un mes frenético que empezó con el derbi en dos actos, ve que el club de sus amores se encuentra hoy en puertas de ser también el primero en protagonizar algo para lo que los lugareños no estábamos preparados, que un equipo sevillano dispute una final en la propia ciudad.

Que un equipo de Sevilla juegue unas semifinales de Copa y con serias opciones de meterse en la final no es algo insólito, aunque sí excepcional. Pero sí que no tiene precedentes que, al mismo tiempo, el otro equipo de la ciudad se halle enfrascado en una lucha aún más retorcida, como es la lucha, mano a mano, con el Real Madrid por conquistar la Liga. La empresa es mucho más complicada y se ve lejana, muy lejana, teniendo en cuenta que quedan 14 jornadas aún (el Sevilla de Sampaoli andaba en un lío similar a estas alturas y al final no fue ni tercero), pero esta vez es uno solo el litigante, y tampoco el Madrid es un Madrid imperial, y eso mosquea, y con razón, al bético de a pie.

La posibilidad de que la celebración de un título reciba la réplica de una celebración aún mayor por parte del vecino es un escenario ignoto, nunca concebido en la mente del hincha sevillano.

El Betis lucha con Barcelona y Atlético por ser tercero, y si gana el derbi en dos semanas igual se le abre una escotilla para algo más al tiempo que aleja al eterno rival de su combate por lo mejor. El Sevilla, por su parte, tiene al Madrid a cuatro puntos con la visita pendiente de éste a Nervión y las vitaminas de los que ya van volviendo a filas. Cómo será el cuadro, que el hecho de que ambos retomen ahora una Liga Europa con la final en Nervión es una cuestión... menor. Es inconcebible.

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