Crónica Personal

El sanchismo se aproxima a Vox

Se trata de xenofobia pura y dura, como el propio círculo de Sánchez reconocía hasta hace pocos meses

Si Sánchez ha seguido minuto a minuto las negociaciones de Bolaños con Junts, y todo indica que así ha sido y además es lógico, se puede afirmar sin peligro a equivocarse que el sanchismo ha perdido el rumbo.

Ha prometido transferir las competencias a Cataluña, comunidad autonómica que Puigdemont aspira presidir en cuanto se solucionen sus problemillas con la justicia, en lo que cuenta con la ayuda inestimable de Pedro Sánchez y de sus tentáculos en los centros de poder.

Lo que propone Junts para los inmigrantes se parece mucho a lo que defiende Vox. Muchísimo. Se trata de xenofobia pura y dura, como el propio círculo de Sánchez reconocía hasta hace pocos meses. Hasta que advirtió que necesitaba los votos de Junts para mantenerse en el gobierno. Sin ningún tipo de complejo Sánchez cambió el chip y aceptó el criterio de Junts sobre el control de inmigrantes en la frontera y las condiciones para ser aceptados en Cataluña.

La expulsión de los inmigrantes con condenas firmes por delitos graves, como exige Junts, ya se estaban produciendo, la asumen todos los partidos incluidos los socialistas. Pero otros puntos del pacto con Junts –que ha expuesto Junts y el gobierno no ha desmentido– huelen a racismo a distancia. Huelen a Vox a distancia, huelen a ultraderecha pura y dura.

Así que, para abreviar, antes que definir la ideología del “gobierno progresista”, se puede decir que el gobierno sanchista acepta algunas políticas de Junts y de ERC, independentistas, y también algunas de Bildu. Permite además que este último partido ocupe importantes instituciones como la alcaldía de Pamplona, donde tratarán de imponer esas políticas. El PSOE acepta el cupo vasco porque de trata de un derecho histórico, pero solo el cupo vasco … aunque ahora ya no descarta el gobierno aplicar el modelo del cupo en otras regiones si están gobernadas por alguno de sus socios.

No afectan las críticas a Pedro Sánchez, ni se inmuta, se aplica fielmente a su empeño de mantenerse en el gobierno. El mismo y algunos de sus ministros dicen que lo que importa es lograr el objetivo marcado, no el método para lograrlo. Sin embargo, que se le acuse de hacer políticas que podría firmar Vox, es harina de otro costal, y de un momento a otro puede producirse la arremetida en bloque contra García Page, que lo ha apuntado expresando su rechazo a una exigencia de Puigdemont que le parece xenófoba.

El problema para Sánchez es que son millones los españoles que consideran que el presidente manchego tiene razón, y que efectivamente el pacto con Junts alienta el racismo.

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