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Participación y resistencia

Participación 		y resistencia

Participación y resistencia

Cuando empieza el año se suelen hacer buenos propósitos. Y nos solemos saludar y felicitar deseando lo mejor para todos. ¿Qué les puedo desear a todos ustedes y a Sevilla, mi ciudad?. Les quiero desear participación y resistencia. Participación es una de las palabras clave en nuestra sociedad. Y es una condición imprescindible para el correcto desarrollo de los procesos urbanos y en concreto de la planificación urbanística. Hoy día creo que es esencial plantear la posibilidad y el compromiso de un control de los ciudadanos sobre su propia vida, sobre su ciudad, mediante la participación. En cualquiera de los debates abiertos o por abrir en Sevilla: patrimonio, trasporte público, nuevos equipamientos, etc.... El equipo municipal ha comentado que la consulta sobre los cambios en la Feria de Abril no era más que el principio de futuras consultas. Es importante que se habiliten cauces, pero lo es aún más que la sociedad sevillana se exprese a través de un tejido asociativo amplio. Asociaciones de vecinos, de consumidores, de comerciantes, de todos los ámbitos de la cultura, deben ser parte activa de las decisiones de Sevilla. Las propuestas serán más eficaces cuanto más centradas estén en cuestiones concretas, en necesidades específicas y próximas, de nuestra actividad, del barrio. Esta tarea necesita del apoyo de los medios de comunicación, que a su vez deben percibir el interés de los ciudadanos por cada uno de los temas. Suscribo las palabras del arquitecto británico Richard Rogers cuando plantea que: "... la participación, la educación y la innovación son las fuerzas motrices de una nueva sociedad ...." .

Y resistencia. Quizás pensamos que las libertades de las que disfrutamos son un bien indiscutible. Que la involución o el deterioro de la situación actual es impensable. Creo que los años pasados nos han dado muestras que la prosperidad económica y social no era tan intocable. Nunca pensamos que las generaciones que nos siguen fueran a vivir peor que nosotros, pero lo más probable es que así sea. Y es posible que ocurra en las ideologías primero y luego en los gobiernos. El auge de los partidos de extrema derecha de Austria y Francia y otros países europeos, el Brexit británico y el triunfo electoral de Donald Trump no son hipótesis, son hechos. Nunca nos afecta hasta que es demasiado tarde. Se cuenta que el fascismo triunfó el día que alguien en un tren se encogió de hombros y renunció a entrar en una conversación sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo en Italia. Hay que mantener la actitud crítica, fomentar el debate de ideas y fortalecer a la sociedad civil como auténtica protagonista de la vida cultural y socioeconómica de nuestras ciudades. Las instituciones públicas deben facilitar los cauces y los apoyos para que sean los creadores, los profesionales, los empresarios, las asociaciones, la propia sociedad en suma, la que se manifieste con naturalidad y en libertad. Debemos estar dispuestos siempre a tener que elegir y saber que la línea de resistencia de nuestras libertades está en el compromiso de cada uno.

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