Sevilla-Granada | Informe técnico

Lamela por Isaac: otro Sevilla

Lamela trata de iniciar una carrera conduciendo con Sergio Ruiz hostigándolo.

Lamela trata de iniciar una carrera conduciendo con Sergio Ruiz hostigándolo. / Juan Carlos Vázquez Osuna (Sevilla)

¿Cuántos equipos puede contener un mismo equipo? En el caso del Sevilla son varios y el simple cambio de un jugador clave como Isaac, lesionado, por otro como Lamela propició otra imagen, más alegre, fresca, como reflejo de dos estilos de jugador en las antípodas. Influye que, tal y como advirtió Quique Sánchez Flores, su equipo iba a demostrar que era mejor que cuando estaba tan tensionado por la clasificación. Y vaya si lo mostró.

El sevillismo disfrutó como no se recordaba con el fútbol alegre, combinativo, de un Sevilla que se dejó llegar más pero que procuró ataques y contraataques espectaculares y tres golazos para enmarcar, cada uno en su estilo: ataque continuado y combinado con centro y remate; contraataque de libro; y jugada individual tras un saque de banda. Un muestrario.

Lo que dejó claro Quique con la elección del once y sus variaciones tácticas fueron varias cosas. Una es que no se va a casar con nadie por mucho que el Sevilla ya estuviese salvado. Quería que sus futbolistas se soltaran con más apertura de líneas y esto propició momentos más vistosos y también llegadas del Granada en contrapartida. Una ida y vuelta agradable para compensar la falta de emoción clasificatoria. Y para ello debía tirar de los que él cree que son los que mejor pueden rendir. Concesiones a la galería para Hannibal o Véliz, las precisas.

Y otra de las cosas que dejó claras el madrileño es que tiene suficiente versatilidad como para adaptar su dibujo y su sistema a lo que tiene en la plantilla. Así, volvió a manifestarse esa evolución del 5-2-3 (o 3-4-3) en la fase defensiva hacia un 4-4-2 en la ofensiva, con Ocampos y Acuña como extremos y Lamela metiéndose de la izquierda del tridente hacia la mediapunta para dirigir los ataques. El Sevilla se soltó al son del argentino, a su ritmo, tan alejado del fútbol explosivo de Isaac.

Defensa

La pareja Soumaré-Agoumé se ha consolidado en este tramo final de la Liga. Habrá que seguir viéndola después de que ayer pusiera un tabique que pocas veces fue superado por el taciturno Granada. Quizá en una primera parte en la que faltaron algunos ajustes a la hora de saltar de Sergio Ramos, por ejemplo. Quique aprovechó la cultura defensiva de Acuña para situarlo como extremo que recuperaba rápido la posición para doblar el flanco izquierdo junto a Kike Salas. El argentino lo mismo remató en el área contraria (el 1-0) que despejó balones como lateral zurdo.

Ataque

La forma en la que llegaron los tres goles ilustró sobre la capacidad real de este equipo. En el primer gol, todo empezó con un balón vertical de Agoumé a Lamela, quien abrió al flanco doblado de Ocampos y Jesús Navas. Tuya-mía y centro perfecto para que rematase el otro extremo-carrilero de certero cabezazo. Lamela participó en casi todos los ataques y también abrió caminos Agoumé con su pausa para desahogar y distribuir. Una pareja algo lenta por medio para otro Sevilla más de toque, permutas, desdobles, paredes... El 2-0 llegó tras un robo adelantado de Soumaré. Y el 3-0, en un saque de banda con taconazo de inicio y definición final de Lukébakio. Los tres fueron espectaculares.

Virtudes

Sí había plan B. Con Lamela generó más fútbol por dentro.

Talón de Aquiles

Se dejó llegar con peligro cuando el partido estaba abierto.

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