Sevilla-Osasuna

Imposible: No mantienen las marcas

Badé se adelanta a Iker Muñoz.

Badé se adelanta a Iker Muñoz. / Juan Carlos Vázquez

Que un equipo profesional se desangre por su pésima gestión de las jugadas a balón parado deja mucho que desear y abre muchas preguntas que tienen que ver con el trabajo que a diario, y en la intimidad de la ciudad deportiva, se diseña, se programa y se ejecuta con –se insiste– futbolistas profesionales. Son demasiados partidos en los que se van puntos por goles recibidos en jugadas de estrategia o en sus acciones posteriores, señal de que no se mantienen las marcas, de que se pierde la concentración, de que el futbolista se olvida que está defendiendo hasta que la jugada acaba...

Quique llegó, preguntaría a los porteros y al grupo  (porque estas cosas se preguntan) y éstos le dijeron que defendían la estrategia en zona y que así se sentían cómodos y así querían seguir. Se recibieron goles en ABP –dos el día del Alavés, por ejemplo– y cambió a la defensa mixta, con tres en zona y el resto con marca individual. Es la única manera de responsabilizar a un jugador si el que remata es el suyo, pero aun así el Sevilla sigue recibiendo goles. Puede que tampoco estén bien gestionadas las asignaciones, pues aunque haya tres en zona –en el córner del 1-1, Isaac y Marcao a la corta y Sergio Ramos en zona media–, las marcas quizá pudieran haberse repartido de otra forma para que Soumaré, que no es el más alto, no tuviera que defender a la torre osasunista, Budimir, que fue quien peinó el centro y luego se encontró con el rebote. Un jugador como Badé quizá hubiera sido el más idóneo. Las marcas eran las siguientes: Soumaré con Budimir, Badé con Catena, Agoumé con Raúl García, Acuña con Iker Muñoz, Jesús Navas con Ibáñez y Ocampos con David García en el segundo palo. Suso, mientras, estaba al rechace. Claramente, el error viene de dos errores de concentración, pues tanto Soumaré como Ocampos se desentienden de sus marcas una vez que Budimir la peina (Ramos casi llega desde la zona).

Defensa

El bloque defendió mejor con Agoumé, aunque hasta que éste tuvo fuerzas. Dio al equipo una situación más que interesante, pues permitió que Soumaré jugara en su sitio y el Sevilla en general fuera más agresivo. En esa fase apenas concedió ocasiones. Los centrales estuvieron cómodos y sólo un disparo de Moi Gómez inquietó. Pero ya al final de la primera parte el equipo perdió el control. Isaac bajó en su ritmo de revoluciones y tras el descanso Agoumé bajó el nivel y Quique volvió a meter a Soumaré atrás, provocando que el equipo retrocediera.

Ataque

Con el empuje de Soumaré el juego ofensivo fue más incisivo, aunque aún se ve que no hay automatismos para ataque posicional porque no ha habido tiempo para trabajarlos. Recursos como los de Suso o Jesús Navas no aparecieron y Acuña está creciendo desde un periodo de inactividad. Mejoró el balance defensivo, pero al Sevilla en ataque le faltan todos esos elementos que sumaban.

Las acciones, por tanto, se las tienen que fabricar los delanteros individualmente, como sí hizo Isaac en un par de veces.

Virtudes

El ritmo de la primera media hora,

Talón de Aquiles

Necesita poco para meterse atrás.

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