La Caja Negra

Así fue la visita a Jabugo Center, el santuario de Lopera

Manuel Ruiz de Lopera en la sala de juntas de Jabugo Center.

Manuel Ruiz de Lopera en la sala de juntas de Jabugo Center. / M. G. (Sevilla)

Cuando nos marchamos, nos despidió con todo afecto y con especial gratitud por haber aceptado la invitación a visitar prácticamente todo el edificio, salvo la planta destinada a la residencia personal. "Usted ya cuenta lo que sea cuando estime oportuno, usted sabrá el momento adecuado. Por cierto, ¿no quieren ustedes tomar nada?". El abogado Ricardo Astorga y un servidor nos fuimos tras dos horas de recorrido por el colosal inmueble. Vimos con todo detalle desde el estacionamiento subterráneo hasta la azotea, pasando por la gran planta que iba a ser destinada a las oficinas del Betis hasta que estalló el escándalo judicial. Manuel Ruiz de Lopera (1944-2024) estaba muy orgulloso de su casa, que enseñaba con pasión, paciencia y esmero. 

Lopera en la planta de la piscina. Lopera en la planta de la piscina.

Lopera en la planta de la piscina. / M. G. (Sevilla)

Una señora iba por delante de la comitiva iluminando las estancias. Todo estaba reluciente, en perfecto estado para ser estrenado. Y todo, cosa curiosa, había envejecido. Los ordenadores, por ejemplo, tenían monitores con panza. Cuando fueron adquiridos aún no se habían expandido las pantallas planas. Todo tenía un tono vintage. Como si el reloj se hubiera parado a finales de la década de los 90. 

Uno de los dos teatros de Jabugo Center. Uno de los dos teatros de Jabugo Center.

Uno de los dos teatros de Jabugo Center. / M. G. (Sevilla)

Don Manuel dirigió la visita. Con sus anécdotas, sus "fijarze bien", sus alusiones a los electrodomésticos "comprados todos en El Corte Inglés", los casi veinte cuartos de baño repartidos por las diferentes plantas y una gran cantidad de metros de escayolas con pan de oro. "De aquí se saca el dorado de dos o tres pasos de Semana Santa, don Manuel", le dijeron. Y esbozó una sonrisa con recato. 

Lopera en la sala destinada a juntas generales. Lopera en la sala destinada a juntas generales.

Lopera en la sala destinada a juntas generales. / M. G. (Sevilla)

Sentía predilección por las salas de juntas con un teléfono fijo en el asiento principal. Esas salas eran el símbolo del poder en el particular código de don Manuel.  En una de ellas había "un televídeo" en una mesa alta. "Un día me quisieron vender un delantero aquí, estaban todos en esta mesa. Pusimos por sorpresa una cinta en el televídeo y le dije al representante: 'Para ser delantero sube poco a rematar el córner, ¿no le parece?' El tío se quedó blanco".

Jabugo Center tiene dos teatros (donde las fotos de los años ochenta prueban que actuaron las grandes figuras, recibidas por un Lopera en esmoquin) y dos bares con sus barras y veladores. Con sus botelleros donde los tintos reserva debían llevar años a la espera de ser descorchados. Y unas botellas de ginebra de El Puerto de Santa María de diseño antiguo: vidrio gordo, cuerpo ancho y cuello corto. De las que ya no se ven. 

Una de las cafeterías. Una de las cafeterías.

Una de las cafeterías. / M. G. (Sevilla)

El detalle de mayor gracia está en el rótulo de acceso a las que debían ser oficinas del Betis. Unas letras en mayúscula, en tono dorado y de gran cuerpo anuncian: "Zona noble". Y pan de oro, mucho pan de oro. Y en lo más alto del edificio, una piscina vacía que debió acoger grandes baño en los veranos de antaño. Desde la azotea, don Manuel enseñaba la casa de El Fontanal donde vivió Luis Cuervas: "Yo me quedé en el barrio, Luis se fue a República Argentina". Y lo decía con afecto indisimulado. De hecho, durante la visita se podían apreciar muchas fotografías en las que don Manuel aparecía con Cuervas.

El acceso a la denominada zona noble. El acceso a la denominada zona noble.

El acceso a la denominada zona noble. / M. G. (Sevilla)

También enseñaba fotos con muchos de los mejores jugadores del club. De uno de ellos recordó: "Hace poco vino a pedirme un préstamo. La gente joven se marea con tanto dinero, no sabe administrarse, se vuelven locos comprando coches grandes y no piensan en su futuro". En el garaje había tres o cuatro coches, entre ellos un mercedes ochentero en perfecto estado de revista de los que se compraban los toreros de éxito. 

Y uno de sus últimos mensajes: "Antolín, yo no soy el dueño de Génova, 13. Me lo han ofrecido, pero no lo he querido comprar. He sido dueño de la anterior sede del PP en la Plaza de Colón. Para mí era un honor que don Manuel Fraga tuviera su despacho en un edificio de mi propiedad". Los perros ocupaban una sola planta de Jabugo Center. Las fotos del Gran Poder se multiplicaban. Los recuerdos en portadas de periódicos decoraban paredes y mesas. Todo limpio y esplendoroso aunque pasado de época.  El reloj se paró en sus mejores horas. Parecía el mensaje principal de un edificio que se iluminó porque ese día había visita.