Desde mi córner
  • No sería bueno confiar en que Pellegrini siga sacando notas de un violín casi sin cuerdas

El Betis, ante tres días vitales

EL jueves se cierra la ventana y cada cual habrá de conformarse con su cada cuala según la diligencia en el trabajo y sus disponibilidades económicas. Sobre todo esto último es lo que está condicionando a la inmensa mayoría de nuestro fútbol y es que yendo a lo más cercano, tanto Sevilla como Betis andan haciendo piruetas y si los primeros se apoyan en el filial para dar ficha, en el Betis sólo se piensa en vender para comprar.

Y sobre esto último hay que incidir en que no se puede confiar eternamente en la sapiencia de Manuel Pellegrini, el hombre que más ha contribuido a cambiarle la historia al Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié. Este chamán que el club se ha encontrado en el día a día de su vida le saca al violín muchas más notas de las que permiten sus cuerdas y bien se haría en no jugar más en la cuerda floja para que la plantilla a sus órdenes continúe debilitándose.

Manda la moneda, claro que sí, pero si la pretensión es la de seguir en el estatus actual no se puede ir desnudando el plantel sin tener la prenda de recambio. No sé qué va a ocurrir en estas cuarenta y ocho horas de ventana abierta, pero la rumorología le pone al bético los pelos como escarpias. Si hay que hacer caja es necesario que se haga de verdad y no recibiendo migajas por los buenos mientras permanecen pesos muertos que, además, ocupan plazas de extranjero.

Que se vaya Luiz Henrique mientras permanecen Abner o Willian José es ejemplo de cómo se debilita un plantel tras haberse ido Borja Iglesias antes, mucho antes, de encontrar su recambio. Son horas que vuelan más que cabalgan y en las que el bético, y Pellegrini, se tocan la ropa entre rezos pidiendo quedarse como estaba. Y aunque se haya demostrado que ni siquiera el éxito fortalece la caja, peor aún será el fracaso. Y es que tras el fracaso no hay nada, o muy poco.

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