ERA la de este domingo una jornada clave para asentarse en la zona confortable, pero otra vez le jugó al Betis una mala pasada la falta de gol. En condiciones de normalidad, el buen Alavés de García Plaza habría hincado la rodilla, pero, entre pitos y flautas, se le está yendo el curso sin arreglar esa anomalía. Y es que hasta cinco equipos que están situados por debajo de él en la tabla llevan mejores notas goleadoras que el Betis.

Demasiados partidos empatados por esa falta de gol que empezó a alarmar cuando se constató la sequía de un goleador como Borja Iglesias. Los no goles del gallego fueron el inicio de una pandemia que no termina de paliarse. Y, por si fuera poco, la baja de Isco está notándose tanto como se temía, que hasta el mismo Fekir, en un alarde de modestia, lo reconoce. Afortunadamente, el campeón del mundo por Francia da la impresión de que anda cerca de su mejor nivel.

Es esa la mejor noticia que deparó el pleito con los babazorro, pero hay cuestiones muy cuestionables, dicho sea sin ánimo de molestar. Junto a la buena nueva del rendimiento que está dando Johnny (¿por qué no Cardoso en el dorsal?) sin tener que esperar a adaptarse, también dio buenas vibraciones Bakambu en los minutos que le dio Pellegrini y hasta puede decirse que es la gran esperanza verdiblanca con vistas a lo de pasado mañana en la capital de Croacia.

Puede decirse que la tarde empezó a torcerse unos minutos antes del comienzo, justamente cuando Merino conectó al testarazo que le dio los tres puntos a la Real. Era de obligado cumplimiento ganar ya antes de eso, conque con más razón después. ¿Será Bakambu la solución al problema? Ojalá, pero que sea el Betis el duodécimo de LaLiga en goles conseguidos hace que los objetivos se distancien. Todo empezó con la sequía del Panda y empeoró con la baja de Isco.