Desde mi córner
  • Habérsele esfumado a la Real la final con su rival de siempre puede sumirle en depresión

El Sevilla, a confirmar su recuperación

NOS llega el día en que tiene el Sevilla que confirmar que su mejoría es un hecho y eso ha de hacerlo valer a la hora del almuerzo. A tan impestiva hora, las catorce horas de este primer sábado de marzo, tiene el Sevilla la obligación de hacer buena esa recuperación que lo señala como bloque organizado y muy mejorado en el área propia. Ocho puntos en los últimos cinco partidos es la carta credencial del Sevilla de Quique.

Digamos que el último disgusto fue el empate que Osasuna agarró tras gol de Isaac. Luego, las victorias en Vallecas y en casa sobre el Atlético de Madrid para un empate en Mestalla y una derrota honrosa en Chamartín. Datos que reflejan en alguna medida la recuperación de este Sevilla tan agobiado por las luchas en la moqueta y que tanta metástasis llevó a la yerba. Pero ver ya el brocal a cierta distancia acarrea una tranquilidad que hoy debe reafirmarse.

Y será ante una Real Sociedad que vivaquea dieciséis puntos arriba en la tabla, pero que llega a Nervión con el ánimo mustio por lo sucedido el martes en Anoeta. Esos penaltis que marraron Brais y Oyarzábal que han sumido en un éxtasis impensable a los palmesanos quedaron marcados a fuego en la historia de la Real y en el alma de cuantos profesan la fe txuri urdin. Y es esa más que posible depresión la que debe ayudar a que el Sevilla confirme su restablecimiento.

Se trata de un buen partido y la Real es una tropa que rara vez defrauda en Nervión, pero que llega en unas circunstancias ciertamente atípicas. La imagen coriácea mostrada en Mestalla y Bernabéu da pie a pensar que cuando sea la hora del almuerzo, en Nervión se estará a otra cosa que es llevar en volandas al Sevilla a un triunfo que lo estabilice quizá definitivamente. Dieciséis puntos es la distancia entre ambos, pero eso es una cosa y el estado anímico otra bien distinta.

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