IDEAS DESOBEDIENTES | CRÍTICA

Paco Pérez Valencia: dibujos, pinturas y todo lo demás

  • Di Gallery propone una pequeña pero ilustrativa muestra retrospectiva y antológica del artista, con obras que abarcan de 1996 a 2021

'Rojos y negros' de Pérez Valencia en Di Gallery.

'Rojos y negros' de Pérez Valencia en Di Gallery.

Desde mediados de los 90, la obra de Paco Pérez Valencia abarca un amplio espectro de intereses preñados siempre de ideas tanto plásticas como instructivas. Así desde aquellas pinturas expresionistas relativas al conflicto de los Balcanes y Kosovo, mostradas en 1996 en la Galería Fausto Velázquez, a la expuestas tres años después en Marta Moore, abstractas y monocromas, tras un viaje iniciático por Australia, sus pinturas y dibujos recorren un amplísimo territorio que él explora y cuestiona constantemente hasta el momento presente.

El tener un estilo definido, algo que identifique al pintor sin que quepa lugar a dudas, ya no es algo a lo que aspiren los artistas actuales y Paco Pérez Valencia ya era de esos a finales del siglo pasado. Ni figurativo ni abstracto, sino todo lo contrario; la forma y el mensaje quizás sean invariables, pero la apariencia puede cambiar en cada momento para adecuarse tanto a las circunstancias personales del artista como a las que se encuentra en el entorno en el que desarrolla y despliega su actividad.

'¡El mar, el mar!' (2021), uno de sus últimos trabajos. '¡El mar, el mar!' (2021), uno de sus últimos trabajos.

'¡El mar, el mar!' (2021), uno de sus últimos trabajos.

Pintura informada la de Pérez Valencia por tantos intereses como los que acarrea su trayectoria no solo como pintor sino también como gestor cultural, comisario de exposiciones o profesor universitario. Aunque quizás, más que comisario, le convendría la denominación, casi sinónima en el argot especializado del mundo del arte, de curador. Hay bastante de valor y carga terapéutica en su idea del arte y en la difusión y promoción de la creatividad en el espectador. Sus cuadros son el testimonio de la huella que la actividad intelectual y pasional del arte deja en el pintor, pero también son estímulos lanzados al espectador para que pueda afrontar el presente con la intención de mejorarse y mejorarlo o, al menos, capearlo del mejor modo posible.

La exposición es una buena muestra de lo que es actualmente Pérez Valencia, una recopilación, apresurada pero acertada, de su trayectoria por parte de Juan Cruz, uno de los directores de la galería, donde se recogen desde los aspectos más críticos de la sociedad a las manifestaciones más estrictamente formales o puras del color, pero siempre aportando su aspecto personal, el nervio de una mano que se mueve al compás de los dictados de una mente donde la ética y la estética no conocen distinción de pareceres.

La muestra es así el escueto testimonio de una biografía posible que se construye paso a paso en la soledad del estudio-refugio donde las ideas crecen convertidas en dibujos y pinturas. Como novedad, al menos para mí, una pequeña selección de esculturas realizadas con materiales de acarreo pero llevados a una sorprendente presentación de pureza constructiva.

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