Son casi las dos de la tarde y la hermandad de Jaén se dispone a cruzar el Vado de Quema. Es la última de las corporaciones que atravesará el río Guadiamar por este emblemático paso. La novedad de este 2023 es que el vado está seco. Las lluvias de los últimos días ha dejado un pequeño charco, pero la imagen está muy lejos de las fotos de otros años, con el agua por las rodillas de los romeros.

Es aquí donde se realizan los tradicionales bautizos rocieros, rito consistente en echar agua por la cabeza a los peregrinos que atraviesan el vado por primera vez. Coger agua del charco no parece demasiado recomendable, aunque hay quien mete su medalla en él. Las hermandades han optado por traer agua embotellada y bendecirla en la misa de romeros. Así lo hace la hermandad de Jaén, que cruzó el Quema a mediodía de ayer. "Hoy es nuestro segundo día, salimos de la zona de Colina, en La Puebla del Río", explica Carmen Losa, una romera que espera el paso de su hermandad al otro lado del vado.

Los romeros se recrean. No tienen a ninguna hermandad por detrás y se reiteran los cánticos, los rezos, los vivas a la Virgen. Los vehículos de tracción mecánica pasan por un puente cercano, mientras los de tracción animal lo hacen por el vado. Han pasado ya varias hermandades y empieza a haber excrementos de animales. Comienza a llover y limpia algo el paso. Todo parece tener su equilibrio en el Rocío.