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Sábado de Feria de Abril

La Feria se toma la penúltima

Los fuegos artificiales ponen fin a la Feria de Abril

Es el típico comentario de siempre entre amigos en cualquier reunión esporádica o planeada y la Feria no es una excepción. Ese que se hace de broma entre aquellos que se resisten a no seguir la juerga. "Nos tomamos la penúltima y nos vamos", se dice en un grupo en una de las casetas de la calle Manolo Vázquez, la que reúne a los feriantes mirando cara a cara al barrio de los Remedios antes incluso de pasar bajo la Portada. Han venido de un pueblo de la Sierra Norte, aprovechando las últimas horas en el real y el segundo día no laborable para aquellos que, sin derecho al voto sobre el formato de la fiesta, también son sevillanos y llevan la Feria de Abril por bandera.

Le toca conducir a Alberto. Es el que hace la foto a ese brindis que tanto se repite el Sábado de Feria en esta ciudad efímera que durante los últimos siete días se ha convertido el real de Los Remedios. No sabemos si el año que viene las del sábado serán en sentido literal las penúltimas jarras de rebujito porque aún quedará el domingo en ese formato clásico que se planteará recuperar desde el próximo martes con una votación popular entre los sevillanos y titulares de casetas y carruajes de feria y en el que se podrá participara por vía telemática o presencial en los distritos.

La Feria se acaba, y quizás por eso hay quienes la intentan vivir al máximo. De hecho, ayer estaban quienes no tuvieron oportunidad de visitarla antes, y, al mismo tiempo, los de siempre. La familia Muñiz Garrote se reunía casi al completo en el número 92 de Gitanillo de Triana. José Luis y Mariluz hacían de anfitriones junto a hijos, nuera, yerno y nietos (ay, esas caritas después de no perderse ni un solo día de fiesta). José Luis pedía un choco a la plancha cuya bandeja pillaba casi la totalidad de esas clásicas mesas redondas de madera pintadas a juego con las sillas en las que hay que jugar al tetris para apoyar la jarra del rebujito, las de cervezas, los vasos y catavinos una vez vienen los platos de comida. Conversan, ríen y bridan por una Feria más. Como también lo hicieron los amigos y titulares de la caseta La Jarana, en Ignacio Sánchez Mejías.

Allí se sirvió ayer como fin de fiesta un arroz "de categoría", según opinaba Charo Andreu, hija del gran compañero Pepe Andreu, histórico periodista de radio fallecido el pasado verano, y socia fundadora. Presume, junto a dos amigos "de toda la vida", Paco Cosano y Manuel Marín, de haber dado el callo en el real todos los días. "No todo el mundo aguanta", dicen entre risas.

El arroz con la que ayer celebraban los 30 años de la caseta en esta localización –antes estaban en Antonio Bienvenida– es un clásico para los socios de esta caseta, aunque, con este formato de feria de sábado a sábado, postergado al sábado de cierre. "Siempre nos hemos comido este arroz el domingo de preferia antes del Lunes del Pescaíto mientras uno ponía farolillos, el otro colocaba mesas y sillas y otros cargaban los tanques de cerveza, pero ahora se monta todo en a ratos la semana previa para que esté listo para el sábado y no hemos tenido más remedio que trasladar esta comida a este día", apunta Paco.

En algunas casetas seguían las ganas de fiesta, y de bailar sevillanas, pese al notable bajón de asistentes en el real. En algunas casetas seguían las ganas de fiesta, y de bailar sevillanas, pese al notable bajón de asistentes en el real.

En algunas casetas seguían las ganas de fiesta, y de bailar sevillanas, pese al notable bajón de asistentes en el real. / José Luis Montero

El artífice de ese arroz, Vicente, es también un histórico, en este caso, cocinero de la Feria. Empezó en los fogones cuando el real se montaba en el Prado de San Sebastián. Junto a él, el hostelero Miguel Ángel Burgos, reconoce la "tranquilidad" de los últimos días de feria. "Empezó por todo lo alto y, es verdad, que a partir del jueves se ha ido viniendo abajo", afirma. En esta caseta son del formato antiguo. Está claro que hay debate.

Ya una vez adentrados en el real una puede confirmar por sí misma que se nota, y bastante, el bajón de asistencia. Hay gente, sí, siempre la hay en la Feria de Sevilla. Es un clásico, pero como Alberto y sus amigos, son muchos los vecinos de la provincia, e, incluso, de fuera para los que hoy es el día grande de la Feria. Se ve mucho guiri. Otro clásico al final de la Feria.

Sí se ven ya pocas flamencas. Las hay, pero menos. Las mejores galas explotaron en el primer ecuador de la fiesta que es cuando se coge con mas ganas. Algunas no sueltan el traje pero sí los zapatos (no hay pies que aguanten sobre unas cuñas o zapato de tacón de domingo a sábado). Se ve este día mucho más que los anteriores –aunque también se vieron algunos– ese típico arreglada pero informal, que ya se veía desde los tiempos de Rocío Jurado, con chándal y con tacones, pero deconstruido durante la Feria con volantes por arriba y zapatos deportivos por abajo. Hay para todos los gustos.

Y, hablando de todo un poco, ¿por qué no entrar en debates también en estas líneas?. Los ha habido, y no en pocas ocasiones, en todo corrillo de amigos durante los siete días que dura la fiesta. ¿Será éste el último sábado de fuegos artificiales? Era ayer, sin duda, la comidilla de toda conversación en el real en esos momentos en los que ya no se sabe qué otro tema sacar. En un tanteo informal, ganan los que les da igual qué formato tenga la feria. Le siguen los que quieren su feria "de toda la vida". La que empezaba en lunes y acababa en domingo, "pero con lunes de resaca", comentan algunos de los encuestados por la periodista. Las urnas decidirán.

Las casetas de los distritos, de entrada libre, congregaron ayer bastante público durante toda la jornada. Las casetas de los distritos, de entrada libre, congregaron ayer bastante público durante toda la jornada.

Las casetas de los distritos, de entrada libre, congregaron ayer bastante público durante toda la jornada. / José Luis Montero

También las redes sociales han sido el mejor escaparate –no sólo de fotos y más fotos de influencer llegados de todos los rincones del mundo al real y, como no, del ya clásico #papagorda– de la controversia sobre cómo hay que ir vestido a la Feria. Son decenas, centenas y miles de vídeos los que se han podido ver estos días sobre la Feria de Sevilla en redes sociales y el asunto está sobre la mesa. Proliferan en redes vídeos que van a menudos como consejos, y otras veces con cierta maldad. Que la americana es la mejor opción, a pesar del calor, e incluso corbata, que en el Pescaíto no es habitual llevar el traje de flamenca o que la flor es mejor llevarla en el centro y no a los lados son clásicos. No hay que olvidar que ir a la Feria con ciertos códigos es parte de la identidad de Sevilla. Pero sin caer en la burla –se han visto vídeos en ese tono– o el rechazo.

Debates aparte. En el sábado de fin de fiesta que empezó gris y que dejó, incluso, algún chaparrón a mediodía, antes de volver a lucir el sol en toda su plenitud, y volver a llover otra vez por la noche, también estaban los que apuraban las últimas horas en la calle del Infierno. Infierno por tradición, es el nombre con el que históricamente se llama a la también conocida zona de los cacharritos; casi en sentido literal, durante los primeros días de la fiesta, por las altas temperaturas y la escasez de sombra en la que cobijarse; pero, a estas alturas de la fiesta, por qué no decirlo, también en sentido figurado para el bolsillo de cualquiera. Entre cinco y seis euros por atracción para mayores y muy pocos por debajo de cuatro para los más pequeños. Pero no hay quien se resista a este parque de atracciones improvisado en el real de la Feria por el que también hay que pasar un rato si se quiere aquello del vivir la Feria al cien por cien. Ayer era, sin duda, la parte del recinto ferial que congregaba más público a media tarde.

Pero hoy todo eso será ya pasado. Se acabó lo que se daba y la Feria de Abril 2024 le dice adiós a quienes se la han bebido, han bailado sobre ella o han hecho el agosto –en pleno mes de abril– a la hora de ligar, o de decir que lo hacen porque la única sangre que corre por el cuerpo de más de uno tiene el color de la manzanilla. 

Y, con el final de la fiesta, llega también la hora de hacer balance. En materia de seguridad, la ciudad cierra la semana sin incidencias de gravedad. La Policía Local y la Policía Nacional, así como Protección Civil, han velado en el real, incluida la noche del Pescaíto que marcó el inicio de la fiesta. Así, la novedad más llamativa este año ha sido la puesta en marcha, por primera vez, de una unidad específica compuesta por 30 agentes que han centrado sus funciones en todos lo relacionado con los niños y adolescentes menores de 18 años, los llamados Agentes Tutores. El uso de la Inteligencia Artificial no es nuevo, pero en esta edición ha aumentado el número de cámaras hasta las 30 en el recinto ferial.

También pionera en el real ha sido la instalación de una caseta hospital para primeros auxilios e intervenciones leves, complementario al puesto sanitario avanzado habitual, en la avenida Alfredo Kraus. Y también se ha estrenado horario de fin de fiesta en la calle del Infierno, que ha extendido hasta las dos de la madrugada. Y, por qué no decirlo en este balance, igualmente novedoso ha sido vivir una Feria sin circo en el real, tras su clausura el pasado domingo por dos posibles versiones, la oficial, no cumplir con los requisitos y medidas de seguridad contra incendios; y la extraoficial, querer poner en marcha una sala de fiestas no autorizada que en la noche del Pescaíto con barra libre por 35 euros.

Respecto a incumplimientos de la ordenanza municipal, en total, han sido cinco casetas las que se han cerrado por faltar a la normativa, en todos los casos por incumplimiento de horario. También ha sido ésta, la feria del levantamiento de la Ley Seca en Los Remedios, una decisión "exitosa" como ya se han apresurado a valorar desde la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES), para quienes está claro que "la venta de alimentos y bebidas alcohólicas de los comercios no era la causante de las botellonas".

Ha llegado el final y las 117 atracciones, cerca de 250 puestos de venta de alimentos y actividades recreativos y 1.057 casetas echan el telón tras haber hecho las delicias de sevillanos y foráneos estos siete días de fiesta. A medianoche, la coreografía de fuegos artificiales puso la guinda a un pastel que se volverá a saborear en cierto modo en unos días cuando, ya fuera del albero, a los sevillanos les tocará decidir si feria de sábado a sábado, como se celebra desde 2017 y que el alcalde considera que se alarga demasiado en el tiempo, o la clásica de lunes a domingo.

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