Con los fuegos se le puso punto final a una semana de desmesuras y clavel en el ojal, de bullas y de bajamar tras haberse superado el ecuador de la fiesta. Y esta tarde, la resaca dominical con la corrida de Miura bajando la persiana para la pregunta de si sentiremos nostalgia de esas quince tardes aposentados en el duro ladrillo maestrante. Con los fuegos de anoche se le daba el pase de la firma a una Feria que llegaba con el estigma del bisiesto y la boutade de un referéndum que dictamine la longitud del sarao. Dicen que se han batido todas las marcas, que jamás pasó tanta gente bajo la portada y que nunca hubo un comercio y un bebercio de esta envergadura. Si a los sanfermines se les dice adiós con el “pobre de mí”, aquí se lo decimos con el fuego que todo lo purifica. Y esta tarde, miuras, a ver qué hacemos mañana.