La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Cada uno es hijo de sus obras

Tuvo tiempo para la campaña gallega y los Goya, pero no para personarse en Barbate

Sé que la cuestión se presta a la peor demagogia, que es la que manipula muertes, pero no por ello creo que deba callarse lo que sucedió el pasado sábado en Barbate y en Valladolid. Aquella mañana los titulares decían “La Guardia Civil cerca la tractorada para proteger la gala de los Goya” (Diario de Valladolid) o “Interior garantiza la seguridad durante la gala y denunciará si hay tractorada. El delegado del Gobierno asegura que habrá un despliegue de efectivos sin precedentes” (El Norte de Castilla). Pero en la gala cuya seguridad garantizaba la Guardia Civil, a la que asistieron el presidente del Gobierno, la vicepresidenta Díaz y cuatro ministros, no se dijo una palabra sobre los dos guardias civiles asesinados que esa noche estaban de cuerpo presente; ni una palabra de solidaridad a sus familias y los tres huérfanos; ni una palabra de protesta sobre la vergüenza de que se enfrentaran en una zodiac con un motor de 150 caballos de potencia a una narcolancha de 14 metros de eslora y los 900 caballos de cuatro motores Yamaha. Pero sí hubo palabras y pegatinas de solidaridad con Gaza.

En la alfombra roja la prensa desplegó un espectáculo de entusiasmo por el líder digno de Corea del Norte, culminado por el ya famoso “¡Eres un icono, presi, te queremos!” de una periodista de TVE. Ninguno le preguntó por la tragedia de Barbate y a él no se le ocurrió dedicar un comentario a los dos guardias civiles asesinados y a sus familias. No pega dar pésames en esmoquin. De los protagonistas de la noche tampoco se oyó una palabra de solidaridad con las víctimas, ni una denuncia de las precarias condiciones en que desarrollaron su misión, ni una condena de los narcotraficantes. Tampoco se pidió un minuto de silencio en señal de duelo.

Quienes aprovecharon la gala para expresar su solidaridad, su protesta o su denuncia –que este año, como siempre que gobierna el PSOE, fueron pocos – solo tuvieron palabras o pegatinas para Gaza, el cambio climático, los abusos sexuales y la grosería del vicepresidente de Castilla-León que llamó “señoritos” a los cineastas. En cuanto a Sánchez, hubiera podido hacer una visita a Barbate en el Falcon que esa noche lo llevó de Valladolid a Madrid. Tuvo tiempo para la campaña gallega y los Goya, pero no para personarse en Barbate, las capillas ardientes o los funerales. Cada uno es hijo de sus obras, escribió Cervantes.

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