SUCESO Un abuelo mata a sus dos nietos en Granada y se suicida

MARÍA DEL MONTE Antonio Tejado sale de la cárcel

¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

¿Para qué una nación?

El Estado del Bienestar es inconcebible sin la nación y el consenso social, dos conceptos actualmente amenazados

Un momento del discurso del Rey.

Un momento del discurso del Rey. / EFE

EL principal acierto del discurso del Rey de esta Nochebuena fue la reivindicación de la nación española no como una sentimentalidad más o menos historicista, sino como una realidad viva –un proyecto en el sentido orteguiano de la palabra– de la que depende gran parte de la seguridad y la prosperidad de los ciudadanos.Quizás por los muchos excesos que se han cometido en su nombre –las dos guerras mundiales son buenos ejemplos–, el término nación ha quedado un tanto estigmatizado en el discurso político. En la España democrática sólo se le ha permitido usarlo a los nacionalismos periféricos, dejando para la denominación de la patria común el uso de eufemismos menores como “país” o “estado”. Y, sin embargo, la Constitución deja claro, clarísimo, que España es una nación “ indivisible”, por lo que todo intento de avanzar hacia un sistema “plurinacional” sólo puede conllevar la quiebra del sistema político y territorial que ha dado las mayores cotas de paz y prosperidad de nuestra historia (el hecho de que esta afirmación sea un lugar común del discurso político constitucionalista no le quita un ápice de verdad).

El término nación, como decíamos, ha tenido muy mala prensa tanto para la derecha neoliberal y globalista como para la izquierda internacionalista. Sin embargo, la historia nos demuestras que la construcción de esta forma de organización política, que se inició en el Renacimiento y maduró definitivamente en el siglo XIX, ha sido fundamental para la creación de ese bien del que todos nos preciamos llamado Estado del Bienestar. Gracias al surgimiento de las naciones fue posible levantar monumentos como la instrucción pública, la sanidad universal, la Seguridad Social y tantos otros que hoy son irrenunciables para la mayoría de los europeos.

El Estado del Bienestar es inconcebible sin la nación y el consenso social, dos aspectos que actualmente están gravemente amenazados. Es evidente que España siempre ha tenido problemas en su “nacionalización”, probablemente porque le tocó abordarla en su momento más complicado históricamente, en un siglo XIX que se inició con una guerra desoladora que arrasó material y espiritualmente al reino, y que finalizó algo más tarde de lo debido, en 1939, con otra guerra de la que todavía se alimentan nuestras filias y rencores políticos. Pero ya estamos en el siglo XXI y pertenecemos a una historia de éxito. Dilapidar esta fortuna, jugar a la plurinacionalidad para contentar los apetitos de algunas élites locales y las ambiciones de poder de algún madrileño, es un auténtico dislate. Y somos millones los españoles de distintas tendencias políticas que no estamos dispuesto a permitirlo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »