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Luis Sánchez-Moliní

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Yo tampoco quiero fregar escaleras

Lo importante no es que una política use una frase hecha en un contexto inadecuado, sino que el PSOE ha vendido Navarra

El nuevo alcalde de Pamplona, Joseba Asiron.

El nuevo alcalde de Pamplona, Joseba Asiron. / DS

Existe un dicho popular contundente y cierto (no todos lo son): “manda más que una mujer con el suelo recién fregado”. En España hay un respeto reverencial hacia las losas aún mojadas y contemplamos a las señoras de la limpieza (ahora hay también señores) como si fuesen granaderos de la Guardia Imperial de Napoleón. Si no hay más remedio que pisar se pisa, pero siempre con el mismo temor con el que Jeremías Johnson atravesó el cementerio indio de las montañas. Eso no significa que nadie tenga en sus horizontes vitales fregar suelos. Por lo general es un trabajo duro, mal pagado y escasamente valorado socialmente. Yo, desde luego, no querría hacerlo, lo que no le quita un ápice de dignidad (faltaría más) a los que lo hacen. Tampoco desearía ser presidente del Gobierno, pese a que Pedro Sánchez crea que es la secreta ambición que todos cultivamos en el pecho.

Como saben, la ya exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola (UPN), ha asegurado que “preferiría fregar escaleras” antes que seguir en el poder con los votos de Bildu. Desde luego no ha estado muy afortunada. Pero no por usar una frase muy reconocible en el habla común de las gentes, sino por no tener en cuenta la desmesurada reacción del quinto regimiento de la prensa, que ha aprovechado esta pamplina para levantar una cortina de humo con la que tapar lo verdaderamente importante: el PSOE ha entregado Pamplona a un partido con sus siglas aún manchadas de sangre, por mucho que ahora se nos quiera presentar a Joseba Asiron como una especie de nuevo Gandhi. Una cortina, por cierto, que Sánchez ha convertido en alto y grueso muro (es su especialidad) con el oportunista anuncio este viernes del nombramiento de María Jesús Montero como vicepresidenta primera (son tal para cual) y de Carlos Cuerpo como ministro de Economía.

Hasta hace poco, algunos buenos amigos progresistas justificaban las relaciones del PSOE con Bildu con el argumento de que era impensable que algún miembro de este partido pudiese llegar al Gobierno de España. Con lo ocurrido ayer en Pamplona este razonamiento se debilita un poco más. Bildu, parece que ha quedado ya claro, llegará todo lo lejos que Pedro Sánchez necesite. Si tiene que haber ministros o lehendakaris de la extrema izquierda vasquista los habrá sin problemas. Y esto es lo verdaderamente importante de todo este asunto, no el que una política use una frase hecha en un contexto inadecuado.

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