Tribuna

José García-Tapial y León

Arquitecto

¿Se están desvirtuando las Atarazanas?

El autor lamenta que las últimas modificaciones en el plan de recuperación del edificio del Arenal primen la explotación turística y comercial por encima de los aspectos históricos Las Atarazanas y la amenaza fantasma

Un obrero trabaja en la parte de las Atarazanas que hace esquina con la calle Dos de Mayo.

Un obrero trabaja en la parte de las Atarazanas que hace esquina con la calle Dos de Mayo. / José Ángel García

EL 20 de octubre de 2016, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 9 de Sevilla adoptó la medida cautelar de suspender la licencia de obras en las Reales Atarazanas por entender que “la ejecución de las obras afectaría de forma irreversible al edificio”. La Consejería de Cultura y Adepa iniciaron conversaciones para superar el conflicto. Tras desestimar modificar el proyecto rechazado, se acordó establecer unas pautas generales a respetar por cualquier intervención sobre el edificio de las Atarazanas. Se encargó al IAPH la redacción del documento-base que definiera este marco general de directrices a cumplimentar. Este estudio se denominó ‘Documento Técnico de Bases para la Intervención en las Reales Atarazanas’ y se incluyó como anexo en el posterior convenio suscrito entre la Consejería de Cultura, la Fundación la Caixa y la Asociación Adepa el 29 de diciembre de 2017. Ese convenio fue homologado judicialmente mediante auto del mismo juzgado de lo Contencioso del 2 de marzo de 2018. De acuerdo con dichas bases se redactó el proyecto de ejecución en octubre de 2021, que fue informado favorablemente por la Comisión del Patrimonio y obtuvo licencia de obras. Estas se iniciaron en febrero de 2022. Posteriormente, avanzadas las obras, se ha presentado un “Reformado 02” con determinados cambios introducidos durante las mismas. Este proyecto no ha sido aún informado favorablemente por la Comisión del Patrimonio y por tanto no tiene licencia.

Trataré de comentar algunas contradicciones que presenta este “Reformado” respecto a lo acordado en el convenio, algunas ya denunciadas por cierto por la propia Consejería.

1.- Reintegración del recinto amurallado en el edificio. La muralla es la parte más antigua del edificio, en ella se apoyaron las naves primitivas del astillero alfonsí. No es, por tanto, un “resto arqueológico” ajeno a la edificación, sino parte fundamental de ella, su muro “matriz”, y como tal ha de tratarse. Máxime cuando se acompaña con uno de los escasos fragmentos de barbacana que se conservan en Sevilla, así como una torre y una puerta en recodo hasta ahora desconocida. El importante recinto que conforman todos estos elementos requiere su restauración y puesta en valor para recuperar su nivel original, tanto del recinto como de una amplia franja de contemplación y respeto, que se fija en 7 metros de anchura, para que sea accesible a los visitantes. Requisitos cumplimentados en el proyecto de ejecución aprobado por la Comisión del Patrimonio que, sin embargo, se incumplen en el “Reformado 02”, ahora presentado y que es el que se está ejecutando, porque no existe la franja de respeto de 7 metros ni el recinto es accesible a los visitantes. Solamente se puede visualizar desde un “balcón arqueológico” elevado, como algo pintoresco, ajeno al edificio.

2.- Recuperación del espacio original del Astillero. Las Atarazanas que hemos conocido los últimos años no eran reconocibles como astilleros, sino como el Apostadero de Indias del XVI, debido al recrecido del suelo realizado en ese siglo, a lo que se unen las transformaciones de los siglos XVIII y XIX ejecutadas por el Ejército. Para recuperar, al menos parcialmente, la arquitectura y el espacio del astillero es preciso excavar algunas naves hasta su nivel de uso original. Así se apreciaría la monumentalidad de los espacios y la esbeltez de los pilares hoy semienterrados. Se eligieron las naves 6 y 7 para su excavación, y así fue recogido por el proyecto de ejecución. Por el contrario, el citado “Reformado 02” ha suprimido totalmente estas excavaciones y, al mantener en toda la superficie la cota actual, no es posible recuperar, ni intuir siquiera, cómo fue el espacio original del astillero alfonsí.

3.- Accesos y direccionalidad. Desde su construcción, las Atarazanas vienen definidas por la dirección este-oeste, desde la muralla hacia el río, conforme la tipología edificatoria de los astilleros de la época: edificios de una sola planta formado por varias naves paralelas orientadas a la ribera y abierto a esta. Un apartado específico del documento-base se dedica a la protección del acceso y de la direccionalidad. Sobre el acceso señala que “se enfatizará el cuerpo de cabecera como acceso principal al monumento”. Esta entrada actual facilita la comprensión histórica del edificio: se accede por las construcciones de los siglos XVIII y XIX, de allí al Apostadero del XVI, se continúa por las naves excavadas del astillero del XIII y finaliza en el recinto amurallado del XII. Sobre otro posible acceso desde la calle Dos de Mayo establece que “se facilitará un acceso secundario por esta calle como máximo en 2 arcadas”. El proyecto de ejecución aprobado prevé, efectivamente, cuatro puertas simples, solo en dos arcadas. Por el contrario el “Reformado 02” proyecta seis puertas dobles ocupando cuatro arcadas y además las agrupa, con lo que está “enfatizando” este acceso como si fuera el principal y relega el acceso histórico, casi inadvertido entre la cafetería y la entrada de camiones, al papel de “secundario”. Además, si entramos por Dos de Mayo, creamos una direccionalidad Norte-Sur contrario al sentido esencial de edificio.

4.- Plantas superiores. La tipología de una planta fue modificada al introducirse, en el XVIII, el cuerpo de cabecera de dos plantas. En la planta alta (cota +7,15) se proyectan dos salas de exposición a las que se accede por dos escaleras mecánicas. Más arriba de este nivel no se prevé en el proyecto de ejecución actividad alguna, a excepción de un local de almacén, sobre la nave 6, en la cota +10,07, inaccesible a los visitantes. Por el contrario, el “Reformado 02” ha previsto además dos nuevas escaleras mecánicas de acceso público a esta segunda planta. Esto supone acondicionar una planta más, no prevista, presumiblemente para su uso como “mirador” gracias a las grandes cristaleras orientadas hacia la Catedral y la Giralda, y como espacio previo antes de subir al mirador exterior (cota +15,15) que se ha habilitado sobre la nave, inicialmente prevista para almacén y que ahora podría albergar otros usos más rentables.

Resumiendo, todas las modificaciones introducidas en el último “Reformado 02” van en el mismo sentido: minimizar los aspectos históricos, arquitectónicos y arqueológicos del inmueble original, mientras que, por el contrario, se introducen y amplían aquellos otros espacios e instalaciones susceptibles de un mayor aprovechamiento turístico y comercial. Y la cuestión es: si la muralla no se valora, si no se recuperan los espacios ni los accesos ni las direcciones originales y en su lugar se introducen otros intereses ajenos al conocimiento de su historia, ¿estamos recuperando o desnaturalizando las Atarazanas?

¿Se puede entender que tras una inversión tan importante no se haya podido reservar ni un pequeño espacio para poder intuir, al menos, las proporciones, dimensiones y escala de aquel magnífico edificio de 17 naves tan cargado de historia? Posiblemente este sea el precio a pagar por privatizar la gestión de un bien monumental y único que, tal vez, nunca debió de salir de las manos públicas.

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